miércoles, 11 de junio de 2014

Bodegas Cuatro Pasos: huellas de mencía

Cuatro huellas de osa, encontradas una mañana en un viñedo del Bierzo, dan origen al nombre de la Bodega Cuatro Pasos. Cuatro huellas que marcaron el camino que desarrollaron de forma posterior, aunque llegaran allí siguiendo la pista, no de un animal, sino de la uva mencía.

La Bodega Cuatro Pasos pertenece a la Denominación de Origen Bierzo, en León, y nutre sus vinos a partir de viñedos situados en las cercanías de Cacabelos, donde se sitúa físicamente. Elabora vinos 100% mencía, pero esta bodega hace mucho más que vino.

Cuando la Bodega Martín Códax decidió hacer vinos tintos, se desplazó hasta el Bierzo en busca de la uva mencía pues, en el vergel que supone este paraje, es donde dicha uva expresa de forma más destacada todas sus características, gracias a los suelos de arcilla y pizarra, rodeados de frutales, con viñas casi centenarias, a 700 metros de altura al noroeste de la provincia de León, donde Cuatro Pasos comenzaría a producir sus vinos.

No posee viñedos propios, sino que trabaja con los viticultores de la zona para intervenir en las viñas y conseguir así la calidad en el vino que Cuatro Pasos quiere para sus etiquetas. Es una forma de aprovechar todo el patrimonio natural y social existentes, una colaboración. Acuerdan con los agricultores ciertas pautas para cuidar los viñedos de determinada forma y lograr así la calidad de uva perfecta. “Al principio se mostraban desconfiados pero cuando ven el resultado que se obtiene, la calidad de la uva y la retribución económica que obtienen, son ellos mismos quienes siguen con esas mismas pautas y quieren repetir en la campaña siguiente” comenta Katia Álvarez, la enóloga de la bodega.

Los viñedos ocupan tres zonas diferenciadas: el valle, donde se encuentran las plantas más jóvenes, con suelos arcillosos; las laderas, de donde sale la mayor producción; y los encrespados escenarios de montaña, en los que viñedos que rondan los 80 años se aferran a la tierra de suelos pizarrosos para vencer la inclinación vertiginosa. Justo en las alturas se da lo que denominan en la bodega como “viticultura heroica”, donde, a pesar de las inclemencias, las vides han sobrevivido al abandono de los agricultores durante años, dando ahora sus mejores frutos.
Estos viñedos suponen además un patrimonio natural valiosísimo, por la longevidad de algunas vides, además de reflejar la historia socioeconómica de la zona. No hay ejemplares que ronden los 30-40 años, coincidiendo con la época en la que las nuevas generaciones emigraban a las ciudades, abandonando el campo; un salto generacional que se traduce en una pérdida de ‘cultura vegetal’. Afortunadamente se produjo un retorno a la vida rural, recuperando así las viñas.

El resultado de un mimo escrupuloso en cada vid continúa en la elaboración del vino, en pleno centro de Cacabelos, en un caserón solariego del siglo XVIII que ya fuera otrora una bodega. Tras varios años de abandono y gracias a la remodelación de sus grandes espacios de techos altos, pero conservando la estructura original, Cuatro Pasos se instaló allí en 2003. Hoy la oficina y la recepción ocupan el espacio de lo que fuera anteriormente el establo y la casa del cachicán, mas las barricas retoman su lugar original, al fondo del edificio, donde las estancias de las barricas no necesitan estar bajo tierra, pues la humedad y la temperatura constante durante todo el año proporcionan esa sensación de frío otoñal nada más entrar. Un edificio al que se accede por dos grandes puertas de madera que, a diario, ven pasar a multitud de peregrinos camino de Santiago.
Una forma de retomar la actividad en este edificio emblemático, aunque el aumento de la producción llevó a la ampliación de las instalaciones con una nave a las afueras del pueblo para dar cabida al amento de producción alcanzado la bodega.

La vendimia se realiza en 10 días, reduciendo a la mitad el tiempo, y la uva se recoge de forma manual. A la bodega llega en cajas y allí se seleccionan solo aquellos racimos que superan las exigencias de calidad que establece la bodega para realizar sus vinos 100% mencía:
Cuatro Pasos Rosado. Con uvas de las zonas de mayor rendimiento para lograr más fruta en sus aromas, se logra un rosado de color rojo cereza, con aromas afrutados que prometen en nariz lo mismo que luego se obtiene en boca: un vino agradable que recuerda a las frambuesas que crecen también en la zona.
Cuatro Pasos Tinto. Un tinto de crianza corta, con 2 meses en barrica de roble francés y americano. Su color rojo guinda adelanta sus aromas a frutos rojos con sutiles toques tostados.
Cuatro Pasos Black. La novedad de la bodega y el siguiente paso al Cuatro Pasos Tinto. Un vino a partir de uvas seleccionadas de viñedos de montaña, que ofrece aromas a frutas rojas, pero con toques a cereza en alcohol.
Martín Sarmiento. Elaborado a partir de una cuidadosa selección de las uvas producidas por cepas centenarias. Tras 8 meses en barrica de roble francés y americano, se consiguen sus toques especiados mucho más notables, pero con un gran equilibrio en boca. Sólo ven la luz bajo esta etiqueta las añadas que cumplen unos niveles máximos de calidad. Su nombre es un homenaje a Martín Sarmiento, un monje que se dedicó al estudio de la botánica y la agricultura, así como a la defensa de la cultura y la lengua gallega.
 

No solo vino

No todo es vino en esta bodega. Las cuatro huellas de oso le dieron nombre, pero también hicieron que se involucrara con estos palmípedos locales. Sorprendentemente, la población de osos pardos se vio mermada al disminuir la actividad humana. El número de ejemplares bajó drásticamente, pero al producirse el retorno al medio rural, esta población se recuperó, contando ahora con decenas de osos, sólo en el Bierzo.

Para preservar su desarrollo, en Cuatro Pasos colaboran con FAPAS, el Fondo para la Protección de Animales Salvajes, a través diversas acciones para generar sustento a los osos pardos, además de contribuir al desarrollo de su ecosistema. Una de las actividades, dentro de la campaña “+osos -CO2”, es la repoblación con frutales (principalmente cerezos y castaños) de antiguas zonas de cultivo abandonadas o la instalación de colmenas para reforzar la acción polinizadora de las abejas.

Por otro lado, Cuatro Pasos aprovecha su localización, en pleno Camino de Santiago, así como su entorno para dar a conocer sus vinos, su labor en las viñas y su implicación con el entorno. Ofrece diversas actividades de enoturismo como visitas a los viñedos o catas, así como rutas por el Bierzo para descubrir toda su riqueza natural.

Publicado en El Correo del Vino


jueves, 5 de junio de 2014

El menú de God Save The Comedy en el Teatro Alfil

Hay miles de placeres en cubiertos, pero estos no siempre tienen que estar ensartados en un tenedor o sobre una pieza de loza. Es necesario alimentar algo más que el estómago, y para eso nada mejor que los placeres del humor. En esas ocasiones el cubierto se convierte en un escenario y los ingredientes van más allá del gusto.
Como los placeres cocinados por God Save The Comedy, quienes, domingo a domingo, cierran la semana en la discoteca Gres. A los fogones un cuarteto situado en lo más alto de la pirámide alimentaria: Denny Horror, Iggy Rubín, Pepón Fuentes y Dani Piqueras. Tal vez sus nombres suenen de haber sazonado Paramount Comedy o endulzado algún vídeo de gatitos en Youtube. Pero cuando se unen, centran todos sus esfuerzos en deleitar a los comensales con un cena única, compuesta por un menú degustación de cuatro platos que, en función de los ingredientes disponibles, puede completarse con un espectacular postre musical. 

Cualquier mal desaparecerá al entrar en escena el humor negro de Denny Horror; los miedos existenciales se apaciguarán gracias a un mundo contado desde el pelo pelirrojo de Dani Piqueras; madurarás de golpe cuando Pepón Fuentes te arranque la infancia de un monologazo; y tu vida sentimental nunca volverá a ser la misma tras las anécdotas de Iggy Rubín.

Un conjunto dominical que resulta ser el mejor diurético para la pesadez tras la paella del cuñado cocinillas; el medicamento sin receta para las consecuencias etílicas del sábado; las vitaminas para afrontar el sopor del domingo; el banco de abdominales para ejercitar la tableta de forma descontrolada; y el aliento más psicotrónico para afrontar el lunes. Porque no solo se trata de alimentar, sino de nutrir el alma, la risa, tonificar el cuerpo y ejercitar el ánimo.

Una solución nutrimental, que diría esa etiqueta de chipotle que usarás el domingo en la noche para sazonar la pizza fría del día anterior, si no acudes a tomar tu ración de God Save The Comedy...

Pero los tiempos cambian. Hay vida más allá del fin de semana. Da igual que seas o no universitario, ni la rutina que tengas: la noche madrileña está para disfrutarla. Así que este cuarteto de humoristas ha decidido llevar más allá del domingo su vigorizante y energizante espectáculo pensando en todos vosotros. Sí, a los que necesitáis un digestivo en mitad de la semana laboral o simplemente una inyección de vitaminas para iniciar el fin de semana. 

God Save The Comedy saca temporalmente sus cocinas del humor para plantarlas en mitad del Teatro Alfil, el próximo miércoles 11 de junio.

El público lo ha pedido, lo necesita. Las ollas ya están hirviendo. ¡Disfruten del menú!

LUGAR: Teatro Alfil, Calle Pez, 10, Madrid
DÍA: miércoles 11 de junio
HORA: 22:30 h.
PRECIO:13€, (18€ en taquilla) COMPRA TUS ENTRADAS



Pd: Este espectáculo puede tener ciertos efectos secundarios, pero con una semana continua de rutina desaparecen.

miércoles, 4 de junio de 2014

Le vin en rose

El rosado, el vino que más quebraderos de cabeza da a los enólogos por su elaboración, así como a los que lo comercializan por las reticencias de los consumidores, parece que encuentra su sitio entre el público español.
El pasado jueves se celebró en Madrid “Solo Rosados”, el primer salón de vinos dedicado a los rosados. Un total de 28 bodegas de todo España mostraron más de 40 referencias a los, aproximadamente, 800 visitantes que acudieron a la cita.

Este evento pone de manifiesto el interés creciente por este tipo de vinos, olvidados y apartados, tal vez por la falta de calidad, tal vez por la falta de interés del público, en favor de tintos, así como blancos en los últimos años. “Es uno de los vinos que más trabajo nos da, para el precio y el consumo que tiene luego”, dicen desde una bodega; “No tengo vino rosado por copas, casi ni por botella, la gente no lo consume, al final tiras dinero”, confiesan algunos hosteleros.

El problema de la calidad parece estar cambiando, pues, como algunos entendidos adelantaban, en España los rosados ganarían prestigio y terreno cuando se hicieran "rosados de verdad", sin querer aparentar ser blancos ni mucho menos tintos, si bien es cierto que la calidad en muchos rosados estaba presente desde hacía tiempo. Pero que haya mejoras generalizadas, no implica que lleguen a oídos, y copas, del público. ¿Tal vez habría que empezar por comunicar las diferencias entre un rosado y un clarete? O, mucho más fácil, aprovechar la temporada estival debería ser suficiente campaña para relanzar estos vinos que refrescan sin dificultad una calurosa tarde de verano, por ejemplo.

En este encuentro se reflejaban las mejoras del producto, el esmero en nuevas etiquetas así como la gran calidad alcanzada, aunque sigue habiendo rosados para todos los gustos y de todos los colores.
Una nutrida gama de tonos rosados se distribuía por las mesas de “Solo Rosados”. Colores nada arbitrarios, marcados según las tendencias del momento. Los magentas y frambuesas, compiten ahora de forma más marcada con la moda de los vinos de la Provenza, de tonos pálidos y oxidados, donde las alabanzas van dirigidas a los rosa palo y los piel de cebolla. Pero las diferencias en estos vinos no sólo las marca el color.
Aún se pueden catar desde el rosado con cuerpo de tinto, hasta aquel que en copa negra pasaría por blanco. Cualidades que, en ocasiones, son defendidas y justificadas por la bodega. Pero, afortunadamente, la mayoría se sitúan dentro de los parámetros de un vino con intensos aromas a frutos rojos, que, con mayor o menor intensidad de color, gracias a la suavidad en boca y su dulzor, se convierten en una auténtica golosina.
Al conversar con los representantes de las bodegas de estos últimos vinos, casi todos presumían de elaborar sus etiquetas mediante el sistema de sangrado, a baja temperatura,…
Uno de esos casos, tanto en característica como en elaboración, era la bodega La Legua (de la D.O. Cigales), quienes presentaban su nuevo Rosado de una noche, cuyo nombre deriva del momento de elaboración.
También presumían desde Bodega Pirineos (D.O. Somontano), con tres rosados para cubrir diferentes perfiles de consumidor, o diferentes ocasiones, donde tomaba protagonismo por su éxito el vino de aguja Alquézar Rosado, un vino refrescante y fácil, pensado para aquellos que quieren introducirse en el mundo del vino. Aunque éste más enfocado a la exportación, cuyo tapón de rosca daba clara muestra de ello. En este aspecto coincidía bodegas Artazu (de la D.O. Navarra y con un rosado 100% garnacha, de intenso color frambuesa). Ambas afirmaban la dificultad para introducir este tipo de cierre en España, el cual es obligado para poder exportar a ciertos países. “Aquí prefieren antes un tapón sintético. ¡Si es muchísimo más cómodo de rosca!”, “Es un vino para consumir en el año, con un cierre de rosca es suficiente”, comentaban. Si ya es difícil la comercialización del rosado, no lo será menos con rosca, pero tiempo al tiempo.

Entre otras novedades estaba Excellence Rosé 2013 de Marqués de Cáceres (D.O. Ca. Rioja), para el sector de la hostelería, en el que la estrategia comercial había pensado precisamente en ese momento de terraza en pleno verano, con una botella llamativa de color rosa claro y un tono rosa pálido, muy en la moda de ciertos tonos provenzales. Entre otros tonos de la misma línea, estaba los colores piel cebolla o salmón claro, respectivamente del Azpilicueta Rosado o el rosado de bodega Ercavio. Pero sin duda, dentro de esta tendencia, destacaba la palidez del rosado de Ramón Bilbao, con uno de los tonos más sutiles de rosado del encuentro.

En otro orden de cosas, también se podían catar varios espumosos, como De Nit 2011 Conca del Riu Anoia de Raventós i Blanc, muy goloso; o, de la misma bodega, Searching Bellersa, una prueba pendiente aún de embotellar, entre otras referencias de marcas más que conocidas.

Faltaron algunas bodegas con grandes vinos rosados, pero no cabe duda de la importante representación que supone el salón “Solo Rosados” y el impulso que puede generar en su consumo. La calidad, la publicidad, la apuesta por parte de la hostelería, el calor, o la suma de todos los anteriores puede ayudar a potenciar el cosumo de los vinos rosados. Las bodegas, al menos, ya están poniendo todo de su parte y el verano está casi encima. Habrá que seguir sumando factores.


Artículo publicado en El Correo del Vino.